Nunca eres el último de la fila



Estamos viviendo tiempos difíciles, donde se conjugan muchos factores que nos crean estrés: conflictos de trabajo, problemas familiares, deudas, hasta la rutina misma. Si nos dejamos llevar de esa ola, podemos caer en una verdadera vorágine. Lo peor de todo, es que nos envolvemos tanto dentro de nuestros propios problemas, que entendemos que nuestro caso es el peor de todos, porque no nos tomamos el tiempo de ver el lado positivo o las cosas buenas que poseemos.



Muchas personas dieran lo que fuera por tener un trabajo del cual llegar cansados, una familia con quien discutir, o algo de dinero para gastar. No obstante, no todo el mundo tiene esa oportunidad, así que si miras detrás de tí, te darás cuenta que no eres el último de la fila, porque hay muchas otras personas con casos peores que los tuyos.



Personas sin hogar, sin trabajo, maltratadas o marginadas, enfermas, o con algún pariente cercano enfermo de gravedad, sin una familia que se preocupe por ellos, o alguien que simplemente los escuche.



Cuando observamos todo esto, debemos ser agradecidos por lo que tenemos, en lugar de lamentarnos por lo que no tenemos, y recordar que nunca debemos de dar por sentadas las bendiciones que recibimos diariamente, ni a las personas cercanas a nosotros, ya que todo esto puede desaparecer en un abrir y cerrar de ojos.



Te invito a salirte un poco de tu laberinto mental, para que puedas ver desde otra perspectiva las cosas, y te des cuenta de lo dichoso que eres en realidad. Recuerda que cualquier momento es bueno para ser agradecido, decirle a alguien que lo quieres, contar tus bendiciones o tenderle una mano amiga a alguien que se encuentra en una posición menos afortunada que la tuya.



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