A lo hecho, pecho!

Son solo cuatro palabras las de ese simpático refrán, pero las mismas tienen un gran significado, que no es más que asumir la responsabilidad por nuestras acciones. Todo lo que nos acontece, es fruto de las elecciones que hemos hecho un momento determinado, aunque muchas veces le echamos la culpa a un tercero, a las circunstancias, a un trabajo, a una pareja, o a la vida misma.

Sin embargo, en ese momento en que nos vimos precisados a tomar alguna decisión importante, lo hicimos y punto. Hasta donde yo sé, nadie nos sugestionó poniéndonos una pistola en la cabeza.

Por lo tanto si queremos crecer como seres humanos, y mantenernos en la mejora continua, debemos actuar como adultos responsables y asumir las consecuencias de nuestras acciones, declarándonos como únicos dueños de la elección que hemos hecho y también de su resultado. Dejemos de ser cómodos o de victimizarnos échandole la culpa a nuestra "mala suerte".

Estoy segura de que al tomar esta medida nos sentiremos más libres, nuestra carga se hará más ligera y estaremos listos para enfrentar lo que sea con actitud positiva.

Recuerda, tal y como dijo Albert Einstein: "Somos arquitectos de nuestro propio destino".

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