El mayor transformador de tu existencia


Nos programan desde muy temprano con el negativo por delante: no corras que te puedes caer, cuidado que te ensucias, y así muchas cosas más. Se ha determinado que antes de llegar a la adolescencia hemos recibido miles de mensajes negativos, los cuales crecen como yerba mala en nuestra mente, almacenándose en ese departamento llamado subconsciente.


Con esa programación es muy difícil que el ser humano pueda avanzar, porque cualquier cosa que intente, inmediatamente aflora el elemento negativo diciéndote: eso no se puede, o eso no es para tí. Nos da la impresión de que ese conjunto de mensajes hicieron un pacto con la biología molecular para formar parte del ADN de cada uno después del nacimiento.


Si no se declara una honrosa rebeldía no se logran alcanzar transformaciones importantes en nuestras vidas. El que desee experimentar cambios positivos en su vida tiene que prepararse para caminar solo, dar sus propios pasos, porque nadie puede hacerlo por nosotros; son tus pasos los que hacen el camino. Basta con que recordemos que no hay dos huellas digitales exactamente iguales, así también son tus pisadas.


Ese proceso alquímico que nos puede llevar a experimentar una transformación importante en nuestras vidas solo puede ser hecho por cada uno, porque todos estamos bajo el mismo cielo, pero no todos vemos el mismo horizonte, sentir lo que otros no están sintiendo y resolver problemas de naturaleza existencial que las personsa que rodean, dicen no tener, o no se dan cuente de que los tienen, muchas veces más serios e importantes que los nuestros.


Esto lo vemos en la vida de pareja, donde pueden estar de acuerdo en muchas cosas, pero no siempre en volverse alquímicos para encontrar el camino de la verdadera felicidad, la cual no está, ni estará en los bienes materiales, porque si fuera así, no hubieran suicidios entre personas que dicen tenerlo todo.


Desde mi tierna infancia aprendí que era más importante comerse un pan con amor que una gallina con dolor. No lo entendía, pero con el transcurrir del tiempo tengo que darle razón a esa sabiduría popular que parece que siempre tiene la razón.


Apostemos a transformar nuestra existencia para encontrar la felicidad.




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